En el vasto cosmos del rock ‘n’ roll, pocos han brillado con la intensidad caótica de Paul Daniel “Ace” Frehley, el hombre detrás de la máscara de “Space Ace”; el guitarrista espacial de Kiss falleció este día luego de sufrir una hemorragia cerebral.
Nacido el 27 de abril de 1951 en el Bronx neoyorquino, Frehley no era un niño prodigio de conservatorio, sino un rebelde autodidacta que recibió una guitarra eléctrica como regalo de Navidad en 1964 y se sumergió en el sonido de Jimi Hendrix, Jeff Beck y Led Zeppelin.
“La guitarra me salvó la vida”, confesó años después en su autobiografía No Regrets: A Rock ‘N’ Roll Memoir (2011), un libro que escaló al décimo puesto de la lista de no ficción del New York Times. Criado en una familia musical –su madre y padre tocaban piano, su abuelo era organista–, “Ace” creció entre las calles duras de Bedford Park, donde el apodo “Ace” le llegó por su encanto con las chicas en la secundaria DeWitt Clinton.
Los años formativos de Frehley fueron un torbellino de bandas locales: desde The Outrage hasta Molimo, que grabó medio álbum para RCA en 1971 sin ver la luz.
Trabajaba de mensajero, taxista y repartidor de licores para pagar las cuotas, hasta que en diciembre de 1972 un anuncio en The Village Voice cambió todo.
Audicionó para un grupo embrionario con Paul Stanley, Gene Simmons y Peter Criss, llegando con zapatillas desparejadas –una roja, una naranja– y pantalones acampanados. Rieron de su aspecto, pero cuando improvisó un solo en “Deuce”, el silencio fue ensordecedor. Tres semanas después, era el guitarrista principal de Kiss.
Kiss debutó en 1973, y Frehley, con su maquillaje de estrellas plateadas y su logo de rayos dobles (que él diseñó), se convirtió en “The Spaceman”: un extraterrestre de cuero y plataformas que disparaba humo y chispas desde su Gibson Les Paul modificada.
El álbum homónimo de 1974 incluyó “Cold Gin”, su primer crédito compositivo (cantado por Simmons, ya que Ace dudaba de su voz), y pronto llegaron himnos como “Shock Me” (de Love Gun, 1977), inspirado en una descarga eléctrica que casi lo mata en Florida.
Su solo en Alive! (1975) –registrado en Detroit– inspiró a generaciones de guitarristas, como admitió en entrevistas: “Muchos me han dicho que mi forma de tocar los impulsó a agarrar una guitarra”.
Kiss vendió millones, pero el éxito tenía un precio. En 1978, cada miembro lanzó un álbum solista simultáneo; el de Frehley, producido por Eddie Kramer, fue el más exitoso, gracias a “New York Groove” (cover de Russ Ballard), que alcanzó el Top 20 en Estados Ubids y se convirtió en su firma.
Vendió platino y reveló su talento más allá del colectivo: riffs melódicos, atmósferas espaciales y un toque pop-metal que contrastaba con el teatro grandilocuente de Simmons y Stanley.
Sin embargo, las grietas aparecieron. “Ace” chocó con el rumbo de Kiss: rechazó Music from “The Elder” (1981) por su pretensión conceptual, y su adicción al alcohol y la cocaína –agravada en sesiones con el productor Bob Ezrin– lo marginó. “Había tanta coca en el estudio que era una locura”, recordó en Rolling Stone (2015).
En 1982, tras grabaciones mínimas en Creatures of the Night, abandonó la banda por “diferencias creativas y abuso de sustancias”.